Ep 125: ¿Por qué mi familia necesita las disciplinas espirituales? con Karen Garza

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febrero 28, 2023

En este primer episodio nuevo del año, volvemos a “lo básico” de la vida cristiana, recordando la importancia de las disciplinas espirituales en la vida personal de cada padre y madre. ¿Deseas guiar a tus hijos por el camino que Dios ha establecido para ellos? Ese camino diario implica recibir el don de los medios de gracia que Dios ha provisto: la oración, la Palabra y la comunidad cristiana entre otros. ¡Únete a esta importante conversación!

Transcripción:

Susi: “Tú y tus hijos delante de Dios”. Esta frase la habrás escuchado en la introducción, o quizás lo leíste en nuestro logo. Describe por qué escogimos el nombre Crianza Reverente para este podcast y este blog.

La reverencia es vivir cada momento como en la presencia de Dios, en sumisión y adoración a él. Este es nuestro deseo para cada familia representada entre los oyentes de este podcast. Gracias por su paciencia con nosotros y por orar por nosotros en estos meses de pausa del podcast.

En este primer episodio del año 2023, comenzamos una serie de varios episodios sobre algo que precisamente nos capacita y nos permite experimentar el vivir cada día delante de Dios. Las disciplinas espirituales son esenciales en la vida de cada creyente.

Aunque te pudiera parecer un tema aburrido o poco relevante para la crianza, espero que nos des “chancita”, como decimos aquí en México, para mostrarte que hay pocos temas tan relevantes para una sana vida familiar cristiana que las disciplinas espirituales.

Es mi privilegio tener aquí conmigo el día de hoy a Karen Garza para hablar de este tema. Karen, gracias por estar aquí con nosotros en Crianza Reverente otra vez.

Karen: Gracias por la invitación. Estoy muy feliz de estar aquí.

Susi: Karen estuvo el año pasado en un episodio sobre la feminidad bíblica con Betsy Gómez, y aquí está otra vez acompañándonos. Gracias por aceptar esta invitación. Te habíamos presentado la otra vez: eres esposa de pastor en la Iglesia Pasión, y tienes la página del ministerio Genuino Mujeres. Pero te quería preguntar: ¿qué es lo que más te gusta de ser esposa de pastor?

Karen: Uy, buenísima la pregunta. Yo creo que lo que más me gusta es poder ver en primera fila la gracia de Dios en la vida de los demás. Es hermoso poder conocer a personas, ver cómo algunos están luchando con ciertas cosas, pero Dios les da gracia para pasar por esas cosas. Ves cómo de repente hay victorias. Caminar junto con las personas ha sido algo hermoso. Igualmente, ver la gracia de Dios para con mi esposo, capacitándole para ser pastor. La gracia de Dios en medio del ministerio es algo hermoso.

Susi: Es como una manera de tener entradas especiales, ¿no? Como cuando vas a algún evento y tienes las entradas VIP. En muchos sentidos es poder ver muy de cerca algo que Dios está haciendo de una manera especial. Estoy de acuerdo. También soy esposa de pastor, y tengo esa experiencia en común.

Siendo así, habiendo visto muchas cosas, y también habiendo convivido, quizás conversado, con muchas mujeres por lo del ministerio que tienes en Genuino Mujeres, basado quizás incluso en tu experiencia personal, ¿qué tan importante es para cualquier persona, no solamente mamá o papá, pero para cualquier persona, para empezar, conocer y también practicar las disciplinas espirituales?

Karen: Yo diría que es esencial. Es demasiado importante. Y antes que hablar de la experiencia que he visto en los demás, lo quisiera hablar en cuanto a mí, en mi propia vida. De verdad que he visto demasiado esto: cuando descuido mis disciplinas espirituales me afecta en muchísimas maneras—en mis relaciones, en mi estado de ánimo, en mis temores, en mi santidad, incluso en mi enfoque.

Pero cuando las practico, veo demasiadas bendiciones de ello en mi vida. Se ve en todas las áreas de mi vida. E igualmente lo he visto con mis hermanos. Entonces, de verdad estoy convencidísima de que las disciplinas espirituales son un regalo de Dios y es esencial para todo creyente.

Susi: Estoy de acuerdo. Lo hemos visto ya en los más o menos 15 años que hemos estado o plantando [una iglesia], o ya mi esposo como pastor, el crecimiento…cuál es la diferencia entre la persona que se convierte y crece y la que hace una decisión o una oración, pero nunca crece. A veces la diferencia es las disciplinas espirituales.

Karen: Totalmente.

Susi: No siempre; obviamente, hay otros factores que pudieran estar ahí, pero es algo que nosotros hemos visto repetidas veces.

Hay muchos términos cristianos que pudieran quizás entenderse de diferentes maneras según el contexto que alguien tenga. No queremos estar usando el término disciplinas espirituales sin hablar de qué es para estar seguros de que estamos todos en la misma página. ¿Cómo defines o explicas lo que son las disciplinas espirituales?

Karen: Yo definiría las disciplinas espirituales como medios de gracia, ordenados por Dios para nuestro crecimiento en el evangelio y disfrute de Dios. Y mientras pensaba en esto, me gustó mucho definirlo de esta manera. Porque si te fijas, hay un juego de palabras muy interesantes: disciplina y disfrute. Son dos palabras que no acostumbramos a utilizar juntas, ¿verdad?

Normalmente pensamos en la disciplina como algo pesado, áspero, como una carga, algo cansado, no como algo disfrutable. Incluso en la crianza, que aquí hablan mucho acerca de esto, se utiliza la palabra disciplina como algo totalmente negativo, como castigo, etcétera. Pero en realidad, cuando hablamos de disciplinas espirituales, estamos hablando de la disciplina como un siervo para nuestro disfrute y crecimiento.

Es como un regalo que Dios nos da. Podríamos también llamarlo hábitos de devoción, prácticas que benefician y alegran grandemente nuestra alma. Es algo muy hermoso. Es como una paradoja, porque al decir diligencia, al decir disciplina…esto es algo que requiere esfuerzo, ¿no?

Pero es muy interesante, porque nos esforzamos en estos hábitos, y estos hábitos nos hacen descansar. Es una tarea diaria, pero al practicarlas son más como un recreo para nuestro espíritu. Me gustó mucho pensar en esta paradoja.

Susi: Eso me llamó mucho la atención porque creo que la crianza es igual. Yo veo a padres y madres exhaustos, que nunca descansan, pero no ejercen una disciplina en su hogar. No me refiero a disciplinar a los hijos, necesariamente, o solamente como normalmente pensamos en disciplina en la crianza.

Me refiero a establecer hábitos y entrenar a los hijos a seguir ciertas rutinas y hábitos: una disciplina de vida en general. Es en el hogar donde se practican disciplinas, y esto no solamente es algo cristiano. Esto es algo que se ve en familias que no son cristianas o en negocios, en oficinas. En lugares donde se manejan las cosas con disciplina y con diligencia, las personas están más descansadas. La vida es más ordenada; sabes qué esperar.

Algo que comentamos muchas veces cuando nuestros hijos estaban pequeños era: cuando los niños saben qué esperar, están más contentos. Están más felices; disfrutan ellos más la vida y los padres disfrutamos más a nuestros hijos. Creo que podemos traspasar ese mismo concepto a nuestra vida espiritual. Una vida de diligencia y de disciplina al final es una vida donde más descansamos espiritualmente, incluso físicamente. Significa más descanso.

Karen: Y gozo.

Susi: Y gozo en el Señor. Es un área, yo creo, Karen, donde tenemos que creerle a Dios, ¿no? Cuando Dios ha establecido que andemos en disciplina diaria, esa es una manera. Tú dijiste medios de gracia. Es como Dios está diciendo: “Este es el medio. Este es el camino por el cual quiero que camines o andes para que descanses en mí, para que seas más como mi hijo”: la meta de la vida cristiana.

Pero yo pensaba en muchas personas que no fueron criadas en un ambiente de disciplina y diligencia. Es muy difícil abrazar y entender este concepto. Porque si no has experimentado los beneficios y las bendiciones de haber estado en una situación, sea en tu crianza o en algún lugar de trabajo, donde lo experimentaste, o en una escuela muy buena, donde los maestros llevaban las cosas con disciplina y has visto el lado positivo, es muy difícil concebir de las bendiciones y los beneficios.

Karen: Totalmente. Me acordaste a muchas pláticas que he tenido con hermanos de la iglesia, que a veces abren su corazón conmigo y me dicen: “Ay, es que batallo demasiado para ser disciplinado en la oración, disciplinado en la Palabra. ¿Cómo le haces para ser constante, para ser diligente?” Y creo que a diferencia de la diligencia en cuanto a lo material, a la disciplina simplemente, por ejemplo, deportiva o algo, eso requiere mucha determinación.

Pero creo que en lo espiritual aún estas disciplinas espirituales son ejercitadas en fe y en debilidad, y eso es algo que yo le digo mucho a muchos hermanos, sobre todo mujeres con las que sirvo y camino en mi vida cristiana. Lo que les digo es que no creas que yo soy diligente porque yo soy súper espiritual o súper constante, sino porque yo sé que soy súper débil y lo necesito. Eso es algo hermoso porque aún dependemos del Señor para ser diligentes y ser disciplinados en esto. Realmente somos disciplinados porque no somos suficientes, porque no podemos solas.

Susi: Exacto. Reconocemos nuestra necesidad de esos medios de gracia y eso nos impulsa a buscarlos, a buscar caminar en ellos. Ayuda mucho pensar en las disciplinas espirituales como medios de gracia, porque como tú dijiste, eso le da esa perspectiva positiva. Como nuestra cultura ve disciplina de una manera muy negativa en general, eso de verlo como medios de gracia nos ayuda a entender que esto no es algo negativo. Claro que requiere esfuerzo, pero es algo positivo; es algo de bendición, algo de beneficio para nuestra vida espiritual.

Karen: Es un regalo.

Susi: Hablemos un momento de históricamente: ¿Esto de las disciplinas espirituales es algo nuevo? ¿Estamos hablando de algo nuevo en el cristianismo? Históricamente, ¿qué importancia se les ha dado a las disciplinas espirituales en la vida del creyente?

Karen: Lo podemos ver desde Jesús. Jesús mismo vino a modelarnos una vida que valoraba las disciplinas espirituales tanto con sus enseñanzas como también con su ejemplo. A partir de Cristo vemos a la iglesia primitiva teniendo esta prioridad de las disciplinas espirituales.

Y lo vemos desde después—los padres de la Iglesia; Agustín de Hipona hablaba muchísimo de esto. Después lo vemos en la Reforma: también se levantó demasiado el valor a las disciplinas espirituales. Luego los puritanos, ¡ni se diga! Miles de libros buenísimos que les recomiendo sobre las disciplinas espirituales.

Susi: Sí, La mortificación del pecado…todas esas cosas.

Karen: Sí. De verdad esto es un tema que ha sido esencial desde la primera venida de Cristo, desde que nos vino a enseñar él acerca de esto.

Susi: Cuando hablamos de las disciplinas espirituales, ¿en particular estamos hablando principalmente de lectura o meditación en la Palabra y qué otras?

Karen: De la oración (súper importante), el ayuno, la comunión con la gente, la comunidad.

Susi: Con los hermanos, sí, con la comunidad cristiana, sean miembros de la familia que son creyentes o en especial la iglesia local, con los hermanos de la iglesia local.

Karen: Sí, totalmente.

Susi: Si leemos biografías y libros de historia de la iglesia, vamos a ver, como tú dices, desde el Nuevo Testamento estamos viendo esto. A mí me ayuda mucho no pensar en las disciplinas espirituales como solamente actividades. Pero sí son acciones que tenemos que tomar. Eso a veces es una confusión que las personas pueden tener.

Yo pensaba también en nuestra cultura de hoy. Cada generación tiene sus tendencias en la cultura. Pero hubo culturas pasadas, incluso cuando yo era niña era mucho más popular o común que las personas fueran disciplinadas en muchos sentidos. No se les consideraban malos a los papás que obligaban a sus hijos a hacer ciertas cosas en la casa.

Ahora es: “No impongas tu voluntad sobre tus hijos”. Hay muchas ideas y filosofías de la cultura, y tenemos que reconocer que cada cultura ha tenido sus retos. Pero siempre a lo largo de la historia del cristianismo, los creyentes verdaderos han sabido que de alguna manera necesitan constante lectura y meditación de la Palabra, ser constante en su vida de oración, y reunirse, y tener una vida vulnerable en comunión con otros creyentes. Y casi siempre también ahí está el ayuno. Hay otras disciplinas espirituales que se mencionan en diferentes libros muy buenos. Pero creo que esos son los fundamentales, ¿no?

Karen: Esenciales, sí.

Susi: En nuestra vida personal, ¿cómo debe realmente impactarnos la realidad de que los creyentes verdaderos siempre han practicado las disciplinas espirituales? ¿Cómo eso debe impactarme o afectarme personalmente como papá o mamá en mi vida personal?

Karen: Saber que si mis hermanos de toda la historia de todos los tiempos lo han necesitado, yo también. Si Pablo, teniendo visiones celestiales, y los discípulos, habiendo estado presencialmente con Cristo tanto tiempo viendo su ministerio, y ellos lo ocupaban, cuanto más nosotros, sobre todo con lo que dices de los retos culturales.

Pero también como padre y madre, los retos que experimentan los papás deben de arrastrarnos a apreciar esto porque es un medio de gracia. Es un regalo para no caminar solos, para tener la ayuda de Dios, ese descanso mental, espiritual, esa guianza también, porque las disciplinas espirituales también nos van a ayudar a conocer la dirección que Dios nos da en su Palabra.

Susi: La sabiduría.

Karen: Exacto. Y el compañerismo es súper importante: no hacerlo solos. Realmente esto nos debería de llevar a apreciarlo y a ser intencionales, sin importar en donde vivamos, la cultura que nos rodee. Creo que lo que decías ahorita era muy importante: que a veces pensamos que no tenemos tanto tiempo para esto porque, no sé, tal vez soy una nueva mamá, ya no puedo tener disciplinas espirituales. O tal vez me mudé, o cualquier cosa.

Pero realmente si hemos visto que los cristianos de todos los tiempos han usado esto y lo han tomado como un regalo y les ha sido tan beneficioso para su alma, también lo tengo yo que hacer, sin importar qué cosa. Porque es algo esencial. Es como decir que no necesito el aire porque estoy tomando agua. Pues no; necesito eso también.

Susi: Sí. Yo me acuerdo de la historia de Susana Wesley que tenía…ni me acuerdo cuántos hijos tenía. Cuentan como ella se sentaba en la mesa de su cocina, ponía su Biblia, se tapaba con una toalla de la cocina, o con su delantal, creo, y ella leía su Biblia y oraba en medio de la locura de tener como 15 hijos o algo así.

Sus hijos crecieron—y esto es la clave—sus hijos crecieron entendiendo que su mamá sabía lo que ella necesitaba para poder ser la mamá que ella tenía que ser para ellos. Ellos sabían que eran importantes para ella, pero que ella tenía otra relación más importante en su vida. Crecieron con esa estabilidad de saber: “No; Mamá no es súper poderosa; ella sabe a quién recurrir y lo hace de manera habitual”.

Ese es el testimonio poderoso de una mamá o un papá que dice: “Bueno, sí mis hijos me necesitan, pero yo primero necesito de Dios y necesito habitualmente estar dependiendo y alimentándome y conversando con Dios y reuniéndome con mis hermanos, porque esto es lo que me sustenta espiritualmente”. Siempre me impactó ese testimonio de Susana Wesley.

Cuando hablamos de las disciplinas espirituales, yo creo que normalmente pensamos en ellas como cosas individuales. Y es verdad. Mi esposo no puede leer la Biblia por mí, y leer la Biblia en la iglesia todos juntos no reemplaza a mi lectura bíblica personal. Igual con la oración, y todo. Pero ¿hay validez en pensar que algunas de las disciplinas espirituales se pudieran ejercer en comunidad con otras personas? Y si es así, ¿qué beneficio traería?

Karen: Esto ha cambiado mi vida. Este punto de verdad que es demasiado importante para mí. Siento que el último año he estado meditando muchísimo en esto y de verdad que ha sido un regalo entender que las disciplinas espirituales también se llevan a cabo de manera corporal. Podemos decir que sí, sin duda alguna, porque Jesús nos modeló también eso.

Veo como él huía para orar a solas—muchas veces la Biblia nos habla de esto—pero también vemos cómo, cuando se acercaba su hora, él esperaba que sus discípulos estuvieran orando junto con él. Vemos como Jesús nos modeló las disciplinas espirituales también como comunidad.

Lo vemos sobre todo en la iglesia primitiva. Ellos se unían todo el tiempo a estar orando, y estaban leyendo la Palabra y adorando juntos. Esto es algo que lo vemos en la Palabra: en la Palabra todo creyente debe de practicar las disciplinas espirituales de estas dos formas, porque hay tanta riqueza en ambas. No podemos descuidar ninguna. Y desde que soy creyente, que ya van casi 12 años (hace 12 años que el Señor me encontró) y en ese tiempo yo empecé a tener mis tiempos a solas con Dios en la lectura y la oración.

Pero llevo unos cuantos años donde comencé a llevar estas disciplinas espirituales también en comunidad, y de verdad que ha sido un refrigerio para mí. Normalmente yo oro con mi esposo durante el día. También tengo una amiga con la que leo y oro todos los días, literalmente, y es súper enriquecedor, de verdad, que siempre terminamos el día compartiendo lo que estamos leyendo, orando juntas.

Esto me ha bendecido mucho, de varias formas. Me ayuda para ser diligente, porque como ella está allí, yo tengo que también hacerlo, ¿verdad? ¡No puedo dejarla morir! Me ayuda en mi diligencia. También me enriquece muchísimo en mi lectura, porque Dios me habla algo a través de un pasaje y de repente ella me complementa con lo que Dios le habló y vemos más grande, más bella la revelación de ese versículo.

También es hermoso llevar tus cargas en oración junto a otras personas y luego celebrar cuando Dios responde las oraciones. De verdad puedo decir que las disciplinas espirituales en comunidad no es solamente una de las prácticas más beneficiosas para mí, sino que también una de mis más grandes alegrías. Porque como dije, las disciplinas espirituales son para nuestro crecimiento y disfrute de Dios. Es hermoso crecer y disfrutar a Dios junto con nuestros hermanos. De verdad que es de mis cosas favoritas.

Susi: Hay un concepto que todos conocemos: que una felicidad es más que doble cuando lo compartes con alguien que comparte tu felicidad. Aquí hay algo parecido. El crecimiento que Dios me da por haber estado con él personalmente en mi vida espiritual se multiplica cuando yo veo esa misma obra de Dios en la vida de otro. Se puede compartir.

O esa persona me puede ayudar en mi debilidad. Quizás no estoy practicando las disciplinas espirituales; estoy fracasando, siento yo, en mi vida espiritual. Si yo me quedo sola en eso, me hundo. Pero cuando tengo una relación o relaciones diferentes con otras personas creyentes, me levantan en mis tiempos de desánimo, o de simplemente abandonar las cosas que sé que debo hacer.

Y creo que esto se puede dar en diferentes relaciones. Primero obviamente el matrimonio es ideal. Si hay un esposo creyente, y una esposa creyente, aunque uno sea más maduro que el otro, comoquiera se puede practicar. Tú y tu esposo, ¿alguna sugerencia o alguna idea de cómo ustedes han llevado alguna disciplina espiritual juntos?

Karen: Lo que más practicamos juntos es la oración. Normalmente durante el día—realmente no es que siempre en la mañana a esta hora, pero sí, procuramos mucho, no sé…va a trabajar y oramos juntos por el trabajo. También algo que hacemos mucho es en el camino, siempre que vamos en el carro, aprovechamos para orar juntos por diferentes temas y llevamos las cargas juntos. Eso creo que además de beneficiarnos espiritualmente, nos ha beneficiado mucho matrimonialmente. Nos une mucho.

Susi: Emocionalmente, sí.

Karen: Estamos en el mismo canal. Orar juntos nos da esa misma confianza de que Dios ya escuchó y ya dejamos ahí nuestro problema. Eso también trae salud en el matrimonio en sí.

Susi: Excelente. Y obviamente, yo sé que ejercen lo de la comunidad juntos porque van a la misma iglesia. ¡Él es uno de los pastores!

Karen: Es pastor, sí.

Susi: Pero incluso en el matrimonio: que vayan juntos a la iglesia, que no sea uno arrastrando al otro. Que los dos trabajen en eso, porque los hijos también captan cuando sólo es mamá la que le gusta ir a la iglesia, o solo es papá. Eso afecta mucho a los hijos.

Yo estaba pensando en ejemplos de yo de niña, porque sí crecí en un hogar cristiano, y un hogar cristiano donde se ejercían las disciplinas espirituales, mis papás individualmente. Yo sabía claramente que mi papá, diariamente, y mi mamá, leían la Biblia. A veces los veía, o porque me levanté temprano y vi a mi papá sentado en la sala. Yo lo sabía claramente.

Pero también como familia lo hacíamos de manera regular: el devocional familiar, leer algún pasaje de la Biblia juntos. Eso entrena a los hijos. Hemos hablado de eso bastante en Crianza Reverente. Creemos que es algo importante, pero también priorizar la iglesia.

Algunas personas tienen problema con esto, pero yo creo que es correcto: a nosotros nos sentaban en la mañana antes de salir a la escuela. Teníamos que estar vestidos y desayunados a cierta hora para dejar un cachito de tiempo para estar sentado. Todos estábamos en la sala, todos los niños (que somos seis), los que teníamos la edad en ese tiempo para hacerlo, para cinco minutos de lectura y oración. Nos animaban a hacer nuestra lista de oración, y así.

Tú dices: “Es que a lo mejor a un niño de 7 años no debes de obligarlo, porque no entiende lo que está haciendo”. Pues igual les obligamos a salir de la casa vestidos, aunque no quieren; ¡prefieren salir sin ropa! Pero estamos entrenándoles. Les insistimos que coman comida saludable para que crezcan con salud. Igual queremos que crezcan con salud espiritual. Vamos a entrenarlos en las disciplinas. Yo crecí en un hogar donde había amor, pero donde había disciplina en el sentido positivo, de hábitos beneficiosos.

La pregunta era que si se pueden ejercer en comunidad. Creo que en la crianza hay una combinación de ejercerlas disciplinas juntos y también entrenar a los hijos a ejercerlas de manera individual. Estos son aspectos que las familias deben tener en mente. Y obviamente si los papás no ejercen las disciplinas espirituales, no van a entrenar nunca a sus hijos a hacerlo. Pueden tratar de insistir, pero sus hijos no van a querer hacer algo que…

Karen: Claro, hay que modelarlo.

Susi: Para terminar, Karen, ¿se te ocurre alguna advertencia, o algún peligro que pudiéramos ver? Creo que en todos los aspectos de la vida cristiana, podemos tener tendencias al extremo. ¿Tienes alguna advertencia sobre este tema de las disciplinas espirituales?

Karen: Una cosa importante que recordar es que las disciplinas espirituales no son el fin, sino el medio. 1 Timoteo 4:7 dice: “Disciplínate para la piedad”. Me encanta ese versículo porque no se trata de ser disciplinados; no se trata de “yo oro 20 horas al día. Soy la que más ora”.

No se trata de eso, sino nos estamos acercando a una Persona. Se trata de conocer más a Jesús, de ser más como él, de disfrutar más a él y que el fruto sea la piedad. Hay un peligro de ser súper buenos en la disciplina espiritual, pero ser cero piadosos. Lo vemos con los fariseos. Ellos eran un ejemplo de disciplina: yo oro, yo ayuno, yo diezmo, y hago todo esto. Pero ve las reprensiones tan fuertes que Jesús les hizo.

Debemos de guardar nuestro corazón, entender que el fin es Jesucristo, el fin es la piedad. No se trata en sí de hacer las disciplinas el fin, la meta. Eso es solamente un medio. Se trata de disfrutar a Cristo.

Susi: Eso lo podemos ver incluso en entrenar a nuestros hijos. No se trata de producir pequeños cristianitos cumpliditos. Se trata de guiar a nuestros hijos hacia Cristo y hacia ser como él. Es lo mismo.

Karen: Amén. Así es. Otro peligro puede ser creer que si somos diligentes en nuestra disciplina espiritual, entonces somos aprobados por Dios. No debemos de divorciar las disciplinas espirituales del evangelio. Tenemos que entender que es un regalo para sus hijos; no es lo que te hace hijo. Es un regalo. Es un medio de gracia para disfrutarlo a él. No es un requisito para la salvación. No es algo que hace que Dios te ame, sino porque Dios te ama, te dio este medio de gracia. Disfrútalo. Eso es algo muy importante.

Por último, diría lo mismo que ya dije hace un ratito: que las disciplinas espirituales no es para los cristianos de élite. No es para los mejores cristianos, sino que los cristianos que se reconocen más débiles son los que hacen uso de este medio de gracia. No es para el más constante, disciplinado, ni para algunos pocos, ni que el favorito de Dios ni nada de eso, sino que esto es un regalo que Dios dio a sus hijos gracias a la obra de Cristo. Y se forja esta disciplina por medio de nuestra debilidad y dependencia de Dios.

Susi: Amén. Excelente. Muchas gracias, Karen, por compartir esta conversación, compartir tu corazón y tu experiencia con nosotros. Me encantó lo que dijiste hace un momento. Esto es un don, un regalo. Dios nos está permitiendo caminar con él, y estos son esos medios que nos ayudan a caminar con él.

Pensando en los padres, nos da el privilegio de tomar de la mano a nuestros hijos en ese mismo camino. Aunque no sepamos si son salvos o no en el momento, ahí vamos, caminando con ellos, tomándoles de la mano, guiándoles en esos mismos medios de gracia y esperando que ese evangelio haga su obra en sus corazones.

Ese énfasis me encanta. Es un buen lugar para terminar aquí y dejarnos pensando. Y si dices: “Pero es que no nos explicaron cómo, ni qué”. Bueno, eso viene en los siguientes episodios. En este episodio queríamos introducir la idea, el concepto, y animarte a abrazarlo. Ya en los siguientes episodios vamos a hablar de las disciplinas específicas que creemos que realmente impactan mucho al hogar cristiano.

Gracias, Karen. Muchas gracias por acompañarnos.

Karen: Gracias, siempre es un honor estar aquí con ustedes.

Susi: Nos vemos la próxima semana para hablar acerca de la disciplina de la oración. Que tengas una bendecida semana.

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Autores

  • Susi Bixby

    Susi es la fundadora de Crianza Reverente y anfitriona del podcast, mamá de un adolescente y dos adultos jóvenes, y esposa de Mateo Bixby, uno de los pastores de Iglesia Bautista la Gracia en Juarez, NL, México. Juntos colaboran también en la Universidad Cristiana de las Américas en Monterrey, NL.

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