Episodio #25: «Las repetirás a tus hijos»

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noviembre 19, 2019

Si los padres amamos a Dios de todo nuestro corazón y sus palabras están sobre nuestro corazón, según Deuteronomio 6 el resultado será que repetiremos esas palabras a nuestros hijos en cada momento del día y en cada lugar que andemos. ¿Es posible hacer esto? Y, ¿cómo se vé en la práctica?

Transcripción:

Hemos estado explorando las riquezas que Deuteronomio 6 tiene para nosotros como padres. Vimos hace 2 episodios de versículos 4 y 5 que todos somos adoradores, y que Dios tiene que ser nuestro único Dios y Señor, amándole con todo el corazón. Esto significa que sus Palabras son importantes para nosotros, y que nos acerquemos a las Escrituras con ciertas actitudes de humildad, confianza y amor, queriendo grabarla en nuestro corazón, como dice el versículo 6 de Deut. 6. Ahora, habiendo entendido lo que tiene que estar sucediendo en nuestros corazones y vidas espirituales como padres, llegamos a los versículos 7 al 9 que son los que casi siempre escuchamos cuando hablamos de la crianza. Los voy a leer desde el 6:

Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.

Cuando leo este pasaje, no sé de ti, pero yo me imagino a una mujer serena y super espiritual, vestida de ropa bien cuidada pero no elegante, delgada y fuerte, que pasa todo el día al lado de sus hijos, citándoles versículos tranquilamente mientras que ellos juegan felizmente, compartiendo entre sí. Ella nunca levanta la voz, y siempre está instruyendo con pasajes bíblicos. Sale a caminar con ellos en la naturaleza y se sabe todos los nombres de las aves y los animales y los árboles, y se sabe todos los versículos de la Biblia que mencionan la creación. De hecho, se sabe toda la Biblia de memoria.

¿Te pasa eso a ti? ¿Que leas algo en la Biblia, y te pones a imaginar cómo sería una persona así, y siempre te la imaginas de una manera casi imposible de que sea real?

Y cuando hago eso, es como si me excusara de alguna forma de tener que hacer el esfuerzo de obedecer ese pasaje. Es una forma de justificar el hecho de que realmente no vivo ese pasaje como debería, pero, pues, ¿quién puede? A fin de cuentas, es un estándar inalcanzable para gente normal.

Haz un ejercicio mental conmigo por un momento entonces. En lugar de imaginar una mujer serena y totalmente controlada que tiene toda la Biblia memorizada y nunca se molesta con su esposo ni con sus hijos… imagina a una mujer en su casa con 3 niños de 1, 3, y 5 años. El bebé está llorando porque tiene hambre. Los de 3 y 5 se están peleando por un juguete, y mamá, quien se estaba bañando porque supuestamente el bebé estaba dormido y los otros dos estaban super tranquilos jugando, ahí está con una toalla en la cabeza y su bata toda mojada porque salió corriendo del baño cuando escuchó los gritos.

¿Es posible que ella viva los versículos que acabamos de leer? ¿Es posible que ame a Dios con todo su corazón, que traiga verdades de la Palabra en su mente y corazón, y que eso le permita responder e instruir en ese momento de una manera que sigue el modelo presentado en Deuteronomio 6?

¡Yo digo que sí tiene que ser posible! Esa es nuestra vida real. Moisés está comunicando las palabras de Dios a un pueblo lleno de pecadores. Él bien sabe que todos son pecadores porque ha lidiado con su rebeldía y pecado por muchos años. Él ha visto a esos pequeños niños crecer y llegar a ser adultos que siguen pecando. Dios está dando un modelo o patrón para los padres que quieren invertir a largo plazo en el bien espiritual de sus hijos, sus nietos, y su nación. Primero, los padres aman y sirven solamente a Jehová, sin ir tras ídolos. Al hacer esto, aman su ley y la leen y escuchan tanto que se queda guardada en su corazón, y eso permite que, al vivir la vida diaria, ellos inculquen esa misma perspectiva a sus hijos, quienes van a crecer y ser los padres de la siguiente generación.

Amiga que me escuchas, hermanos que nos oyen y nos siguen, ustedes y nosotros, tú y yo, somos los padres de la siguiente generación de padres, y líderes de iglesias, siervos de Jesús. Por la gracia de Dios, nuestros hijos estarán enseñando la escuela dominical, sirviendo en la limpieza de la iglesia, cuidando bebés en cunas, y criando a sus hijos. Necesitamos criar con un estilo de vida centrado en la Palabra. Si llevas desde el principio con nosotros aquí en Crianza Reverente, recordarás que uno de los siete principios de la CR es que la reverencia es el estilo de vida de la crianza. Dijimos que la reverencia es vivir en cada momento consciente de estar en la presencia de un Dios santo, deseosos de agradarle. Este debe ser el estilo de vida en nuestros hogares y familias. Siempre consciente de Dios y deseosos de conocerle, obedecerle y agradarle. Esto es lo que va a impactar a nuestros hijos a largo plazo para el reino del cielo.

Y una parte esencial de ese estilo de vida, descrita aquí en Deuteronomio 6, es que la Palabra sea central.

¿Pero, en maneras prácticas, qué significa esto?

Primero, probablemente es bastante obvio que para vivir los versículos 7-9, la Palabra tiene que tener un lugar prioritario en la familia. Esto significa que la leemos juntos de manera regular, que los padres la leen, establezcan hábitos en los hijos desde que puedan leer, que lean sus propias Biblias. Podemos usar diferentes herramientas para animarles en esto, pero cuidemos de que ellos tengan en sus manos una Biblia y que estén leyendo de ahí desde una edad temprana, y no siempre de libros devocionales y Biblias para niños (que es principalmente lo que haríamos cuando sean muy pequeños).

Antes de que puedan leer, que escuchen a papá y mamá leer algunos versículos y platicar sobre su significado. Si no escuchaste episodio #5 sobre el devocional familiar, te animo a buscarlo y escucharlo porque te puede ayudar con ideas para esto. La memorización es excelente para los niños. Si no están memorizando como parte de algún programa de escuela dominical o escuela en casa o cristiana, definitivamente los padres deben tener pasajes que están memorizando con sus hijos de manera regular. Nuestros hijos deben saber por nuestras acciones que la Palabra es la fuente de sustento espiritual para toda la familia, sea leída, escuchada en la iglesia o a través de música que agrada a Dios, o memorizada.

Pero, aparte de la enseñanza más formal de la Palabra, la cual obviamente debe estar presente, creo que este pasaje tiene otras enseñanzas para los padres que quizá a primera vista no nos parezcan tan obvias. Por ejemplo, no nos podemos escapar en este pasaje, desde el primer versículo del capítulo, de que amar a Dios y tener su palabra en nuestro corazón siempre tiene que producir obediencia. La obediencia personal de los padres a la ley de Dios es absolutamente esencial en el proceso de trasmitir la adoración a Dios a la siguiente generación. Si puedes seguir ahí conmigo en este capítulo, fíjate en versículo 1 que dice “que los pongáis por obra”, y el 2, “guardando todos sus estatutos y sus mandamientos”, y el 3 “cuida de ponerlos por obra”. No puede existir una adoración verdadera a Dios, amor por su Palabra, y un legado espiritual que se pasa a la siguiente generación, si no hay obediencia en la vida de los padres.

Pero fíjate en cómo esa obediencia se tiene que llevar a cabo. Abarca toda la vida, cada momento de la vida. No es solamente asistir a los cultos del domingo. ¿Cómo les vamos a decir a nuestros hijos que no sean egoístas con sus juguetes cuando ven a mamá egoísta con su dinero? ¿Cómo vamos a enseñarles que la iglesia es importante cuando por cualquier malestar o inconveniencia o lujito familiar o paseo divertido, faltamos a las actividades? ¿Cómo vamos a inculcar honestidad e integridad cuando mamá miente por teléfono a una amiga dándoles una excusa deshonesta por haberle quedado mal? ¿Cómo nuestros hijos van a valorar el matrimonio, la institución de Dios que tiene como su propósito exhibir la gozosa intimidad que Cristo quiere tener con la iglesia, cuando el matrimonio que observan en casa no vive los roles bíblicos gozosamente y en paz?

Papá, tu obediencia en pureza, liderazgo espiritual, integridad en el trabajo y la colonia, en amar a tu esposa y disciplinar amorosamente a tus hijos… es la única base sobre la cual puedes “repetir a tus hijos” las verdades de la Palabra y que ellos las vayan a creer. Mamá, tu obediencia en sumisión gozosa, servicio en el hogar, sinceridad en tus amistades, servicio en la iglesia, y deleite en la Palabra es lo único que va a producir la plataforma sobre la cual puedas trasmitir la Palabra a tus hijos y que ellos la abracen. Mi obediencia y tu obediencia validan la Palabra delante de nuestros hijos. Con mis acciones les estoy diciendo que vale la pena este estilo de vida. Vale la pena conocer la Palabra y obedecerla. Vale la pena amar a Dios con todo tu corazón.

No esperemos que ninguna cantidad de programas de memorización y lectura puedan sobrepasar el valor de tener un padre o una madre que viven lo que esa Palabra enseña.

Y ¿qué pasa cuando fallo? ¿Cuando no obedezco y mis hijos lo saben? Nuestras fallas proveen oportunidades claves para mostrar el carácter misericordioso y perdonador del Dios a quien queremos que nuestros hijos amen con todo su corazón. Cuando reconozco delante de mis hijos que he fallado y les pido perdón, les comparto que he confesado a Dios y le he pedido perdón, les expreso que me duele haberle desobedecido porque Él ha hecho tanto por mí.. todo este proceso demuestra lo que queremos que nuestros hijos crean y entiendan acerca de Dios. Él exige obediencia, y Él perdona cuando no está, y Él mismo da las fuerzas para obedecer.

Una vida de obediencia es una parte esencial y grande de esto de “repetirlas a sus hijos estando en su casa y andando por el camino”.

¿De qué otra manera esto se ve en la práctica?

La Palabra es tu filtro de vida. Mira cómo Moisés se asegura de incluir todos los momentos y lugares de la vida. Pensar bíblicamente no es solo para cuando hacemos el devocional familiar, o para los domingos que vamos a la iglesia. No, no, no. Desde el momento que te levantas, la Palabra te está proveyendo de un filtro, o un lente, a través del cual ves la vida. En cualquier lugar al que vas, al supermercado, a la escuela o trabajo, a la reunión familiar, a sacar la basura, a reclamar la factura muy alta de luz, a visitar a alguien al hospital, a atender a un hijo enfermo, a tomar un café con una amiga, y sí, estando en la casa preparando comida, ayudando con la tarea o escuela en casa, cambiando pañales, y recogiendo juguetes… ningún lugar ni situación queda exento de esto.

Si las palabras que Dios me manda hoy, que están en los 66 libros de la Biblia a los cuales tengo libre acceso 24/7, están sobre mi corazón, son parte de mi meditación y lectura y oración, entonces tendré un filtro de vida que me permite ver cada relación, evento y situación a la luz de lo que Dios dice o manda. Y como traigo a mis criaturas conmigo, ellos serán los beneficiarios de ese filtro, e irán adquiriendo ese filtro también.

Se me ocurrió la idea del lente o filtro porque escucha lo que dice versículo 8: “y estarán como frontales entre tus ojos”. Ahora, décadas o siglos después de que esto fue escrito, los judíos literalmente se ataban cajitas a sus frentes con pequeños textos escritos. Pero lo hacían sin un corazón que buscaba deleitarse en esa ley. A eso no se refiere este pasaje. Esto es una metáfora. Si ataras algo a tu frente y colgara justo entre tus ojos y la parte superior de tu nariz, ¿crees que estarías consciente siempre de que ahí está? Definitivamente que sí. Todo lo que miras será afectada por eso que está en tu campo visual. No podrías mirar nada sin estar consciente de que eso está ahí.

Así debe ser con la Palabra de Dios. Las realidades, mandamientos, y promesas de la Palabra deben formar un marco por el cual vemos toda la vida. Es como si la Biblia estuviera escrita en los postes de tu casa porque cada vez que salgas o entras, estás percibiendo la vida a través de ella.

Esto es sumamente práctico. Mi hija se peleó con otra niña en la escuela o la iglesia. ¿Me pongo el filtro de mamá oso cuyo angelito no puede hacer mal? ¿o me pongo el filtro de mamá de pecadora necesitada de arrepentimiento y fe?

Me detiene un tránsito y me trata de manera injusta. Mis hijos están viendo. ¿Me pongo el filtro de “mujer que no se deja pisotear” y le dejo un pedazo de mi mente ahí en la calle? ¿o me pongo el filtro de hablar bien a los que me maldicen y mostrar mansedumbre como Cristo?

Creo que este hermoso pasaje de Deuteronomio 6 nos da una visión hermosa y retadora de la crianza bíblica. Nos da un retrato atractivo y emocionante de lo que un hogar cristiano puede ser. Quiero ponerte un reto. Yo lo voy a hacer también. ¿Memorizarías este pasaje conmigo? Voy a empezar esta semana a memorizar Deuteronomio 6:1-9 porque deseo tanto tener un corazón que ama y adora exclusivamente a Dios, que le obedece, que tiene su Palabra grabada proveyendo un filtro para toda la vida. Oremos juntos que así sea en nuestras vidas y hogares. Que la Palabra sea tu deleite esta semana.

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Autor

  • Susi Bixby

    Susi es la fundadora de Crianza Reverente y anfitriona del podcast, mamá de un adolescente y dos adultos jóvenes, y esposa de Mateo Bixby, uno de los pastores de Iglesia Bautista la Gracia en Juarez, NL, México. Juntos colaboran también en la Universidad Cristiana de las Américas en Monterrey, NL.

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