Categoría: Vida Espiritual

Cómo el perdón muestra el Evangelio a nuestros hijos

noviembre 6, 2022

Mi hija tiró un vaso de agua grande sobre la mesa de la cocina. Otra vez. Ella es mi niña inquieta, soñadora y a veces torpe. “¡Otra vez!” murmuré, “Otra vez estoy limpiando mugrero solo porque no me escuchas y no te quedas sentada.” Mi tono emanaba frustración. Ella bajó su mirada y susurró, “Lo siento.”

Cinco minutos después, ¿adivina quién tiró su taza de té? Esta vez fui yo. Por no ver lo que estaba haciendo tiré el té en el sillón, el piso, e incluso sobre nuestra pequeña cachorrita, Penny. En ese momento, mientras veía la mancha que tendría que intentar quitar, sentí un cambio en mi corazón. “Los accidentes suelen pasar,” pensé para mi misma. “Estoy segura que lograré quitar la mancha,” me aseguré a mi misma.

Y entonces me cayó el veinte. Solo unos minutos antes había mostrado tan poca gracia a mi propia hija, pero aquí estaba yo, mostrándome misericordia a mi misma por el mismo error.

Dando a conocer el amor de Dios

Trabajo fuera de casa como consejera bíblica y regularmente me encuentro con personas que dudan acerca del amor de Dios hacia ellos. Me topo con una trampa mental todo el tiempo; el amor condicionado. Si hago esto bien, Dios se va a complacer (y me amará más). Si hago esto mal, Dios se va a enojar conmigo (y no me amará tanto). Supongo que no debería sorprendernos esto. Pensamos así por la forma en que los humanos nos amamos unos a otros. Somos prontos para mostrar nuestro favor a aquellos que son más fáciles de amar, y nos cuesta mostrar gracia a aquellos que hacen nuestras vidas difíciles.

Pero Dios no es hombre, y ¡gracias a Dios por eso! Romanos 5:8 nos recuerda, “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores Cristo murió por nosotros.” Dios murió por nosotros aún cuando nosotros éramos pecadores. Él perdonó nuestros pecados al enviar a Jesús a pagar la pena por ellos, no porque nos lo hubiéramos ganado. Dios nos perdonó porque nos ama.

Como padres tenemos el privilegio único de compartir ese maravilloso amor de Dios con nuestros hijos. Ya que Dios muestra su amor especialmente a nosotros al perdonar nuestros pecados, podemos reflejar su amor a nuestros hijos al exhibir una gracia y misericordia similar (Efesios 2:4-5).

Creciendo como padre perdonador

Somos embajadores para Cristo en las vidas de nuestros hijos: Dios hace su llamado a través de nosotros (2 Corintios 5:20). Enseñar perdón a través de nuestras acciones y palabras les muestra mucho acerca de cómo es Dios. Aquí hay unos amables recordatorios para cultivar el perdón en tu hogar.

1. Perdona a tu hijo por sus pecados desde el corazón. Queremos mostrar a nuestros hijos el amor de Dios al perdonarlos de manera genuina. La gracia empieza desde el corazón, en oración a Dios (Marcos 11:25). Comienza tu día pidiéndole a Dios que te dé un corazón de gracia para con tus hijos, antes de que comiences tu primera interacción con ellos en el día. Cuando ellos pequen contra ti a medio día, pide de nuevo la ayuda de Dios para sobrellevarlo y perdonar. La mejor manera de crecer en perdón es meditar sobre el perdón de Dios hacia nosotros (Mateo 7:5; 18:23-25). Deja que la maravillosa gracia de Dios en tu vida suavice tu corazón para mostrar gracia a sus corazones.

2. Reconoce lo que tienes en común con tus hijos en sus pecados y debilidades. Seamos padres que humildemente admiten sus faltas, en vez de orgullosamente esconder o negarlas. ¿Recuerdas el momento en que fallé en mostrarle gracia a mi hija cuando hizo mugrero? Esto llegó a ser un momento de enseñanza para pastorear su corazón. Pude voltear hacia mi hija y admitir mi falta para con ella. Le mostré cuan parecidas somos porque cometemos errores (¡algunas veces los mismos errores!), y le pedí perdón por mi enojo y falta de gracia. Reconocer abiertamente mis pecados a mis hijos de manera regular es una buena forma de modelar transparencia, humildad y confesión; y es un útil salvaguarda en contra de mi propio orgullo y propia justicia.

3. Pide perdón a Dios y a tus hijos. No solo queremos reconocer nuestros pecados delante de nuestros hijos, sino que debemos también pedir perdón a Dios y a ellos. Es importante que modelemos la parte difícil de pedir perdón a otros. Pero no hay que detenernos allí. También modelemos el correr hacia el Señor y no huir de Él cuando nos equivocamos. Animemos a nuestros hijos a orar con nosotros para que Dios haga en nuestros corazones la obra que nosotros no podemos hacer por nosotros mismos. De esta manera, cuando les toque pedir perdón, ellos sabrán qué hacer. Y al nosotros pedirles perdón a ellos y al Señor, tal vez se sientan con la confianza de hacer lo mismo cuando pequen contra nosotros.

4. Disciplina sabiamente. Aunque el perdón es crucial, todos sabemos que nuestros hijos necesitan disciplina también. ¡Necesitamos mucha sabiduría en esto! Cuando la disciplina se necesita la debemos dar de manera cuidadosa, que emane de la obediencia a Dios y del amor a nuestro hijo y no por enojo propio. Aún en medio de la disciplina podemos reafirmar nuestro amor y decir el “Te perdono” que ellos necesitan escuchar cuando se han equivocado.

5. Evita la trampa del amor condicionado. Es muy fácil mostrar nuestro favor a nuestros hijos cuando se están portando bien y avergonzarlos cuando nos están sacando de quicio. Pero ¡cómo podemos revertir esto al mostrar nuestro favor cuando no lo merecen! Un “te amo” aun cuando les damos una consecuencia negativa por su decisión pecaminosa. Un abrazo después de una interacción difícil recordándoles que serán amados a pesar de lo que ellos hacen. Acercándonos con ánimo y ayuda cuando vemos su pecado.

Sobre todo, oremos que Dios nos ayude a mostrar perdón a nuestros hijos para que ellos puedan conocer el gran perdón de Dios.

Este artículo fue publicado primero en Risen Motherhood. Traducido por Eyliana Perez y usado con permiso.

Compartir:

Autor

  • Hayley (MA, Southern Baptist Theological Seminary) es co-directora de la práctica privada de consejería Heart Song Counseling y consejera bíblica en Capitol Hill Baptist Church en Washington, DC. Puedes conectarte con ella a través de Instagram y Twitter.

Publicaciones relacionadas

Dios no desperdiciará tu vida

Dios no desperdiciará tu vida

Cada vez que visito LinkedIn estos días, termina de la misma manera: consternación, envidia y descontento. Cuando nació mi hijo, me alejé bastante de la vida profesional y después de catorce años dejé de trabajar a tiempo completo. Hay momentos en los que me siento...

Confiando en lo mejor de Dios para nuestros hijos

Confiando en lo mejor de Dios para nuestros hijos

Todos queremos lo mejor para nuestros hijos. Tomamos suplementos prenatales y seguimos su crecimiento en el útero. Nos angustiamos por las opciones de cuidado infantil y escolarización. Abogamos por terapias y adaptaciones. Reorganizamos nuestros horarios para torneos...

Enfrentando la culpa falsa de la infertilidad

Enfrentando la culpa falsa de la infertilidad

Además de la falta del sueño y la pérdida de calcetines en la lavadora, la culpa materna podría ser una de las experiencias más universales de la maternidad. Todas las madres que conozco han sentido ese persistente sentimiento de culpa de alguna manera. Ya sea por...