Categoría: Evangelio

Episodio #87: El Evangelio para necesidades especiales con Matt McGhee

0
octubre 6, 2021

Cada familia siente el impacto que la Caída ha tenido sobre la humanidad. Pero de una manera única, las familias a las cuales llega un hijo con necesidades especiales físicas o mentales sienten el peso de vivir en un mundo roto. ¿Será suficiente la Palabra de Dios y el Evangelio para estas familias también? ¿Cómo debemos entender esta situación a la luz de las Escrituras? Mateo McGhee nos ayuda desde su experiencia personal, y su conocimiento de la Palabra.

Estudio bíblico de la semana: Salmo 139 (Bajar e imprimir)

Recurso recomendado: Pacificadores por Ken Sande; Juntos a través de las tormentas por Jeff & Sarah Walton

Preguntas de reflexión:

  1. Cuando meditas en el hecho de que cada ser humano es creado a la imagen de Dios y amado por Dios, ¿cómo esto te ayuda en tu perspectiva hacia las personas con necesidades especiales?
  2. ¿Qué verdades del Evangelio has rehusado creer acerca de tu hijo especial? ¿Hay alguna responsabilidad bíblica de instrucción o disciplina que has descuidado?
  3. ¿Cómo puedes ser de bendición y ánimo a otra familia al ofrecer de tu ayuda y tu oración por ellos en una situación difícil de crianza?

Transcripción:

Susi: Después de cinco episodios sobre el poder y la belleza del Evangelio en la crianza, espero que te sientas más consolado, más animado en tu relación con Dios, un poco más equipado en tu crianza. El episodio que vamos a tener hoy va a ser un poco diferente que los anteriores, probablemente un poco más largo, porque queremos tratar un tema que realmente se trata muy poco, el tema de criar hijos con necesidades especiales o con capacidades diferentes. Yo no tengo experiencia ni preparación en este tema, pero estoy 100% convencida que la Palabra de Dios y el Evangelio de Jesucristo es suficiente para padres que están necesitados de sabiduría para este reto. Hoy, estoy muy agradecida porque nos acompaña Mateo McGhee, no es Mateo Bixby que muchas veces me acompaña, Mateo McGhee, quien sí tiene experiencia de la vida real, con este tema que queremos conversar.

Mateo, ¡bienvenido a Crianza Reverente, y gracias por aceptar la invitación!

Mateo M.: Gracias Susan, por tenerme. ¡Para mí es un tremendo honor, un privilegio compartir contigo este tema de suma importancia!

Susi: Mateo, trabajas con Editorial Grupo Nelson y Vida, como Publisher asociado. ¿Puedes contarnos un poquito de lo que haces y también acerca de tu familia?

Mateo M.: Claro que sí. Mira, yo tengo la oportunidad de dirigir la editorial, el grupo, porque somos un grupo en The Harper Collins Christian Publishing, y nosotros publicamos libros, recursos en español para el mundo hispanoparlante; tanto libros originalmente publicados en español como traducciones. Y yo tengo la oportunidad de dirigir la estrategia, adquisiciones, etc. Tengo una esposa, que es Brooke, ya llevamos 17 años de casados, celebramos 17 años en junio, y ella hoy es más bella que nunca; y tenemos un hijo que se llama Josiah, cumplió 11 en Marzo de este año en curso. Vivimos en Tennessee, en Nashville, la capital de Tennessee; y Dios nos ha bendecido bastante. Anterior a mi tiempo con Harper Collins, yo era el Director Internacional de Ministerios Integridad y Sabiduría, del Doctor Miguel Núñez;  y luego de eso pasamos 4 años en Orlando, en la Florida, donde tuve el privilegio de dirigir el ministerio hispanoparlante de Los Ministerios Ligonier, que es la confraternidad de enseñanza del Doctor R.C. Sproul. Entonces, Dios nos ha bendecido, y eso es un poco de nosotros.

Susi: ¡Has tenido la oportunidad de participar en varios ministerios emocionantes!

Mateo M.: Dios nos ha bendecido, y para mí, ha sido un gozo cada uno.

Susi: ¡Amén, amén, gracias a Dios! La verdad, te agradezco haber aceptado la invitación.  El Podcast de Crianza Reverente ya lleva un poco más de dos años en existencia, y yo creo que tenemos casi dos años orando para poder tratar este tema, y realmente hay poco material disponible en el mundo evangélico, material cristiano y centrado en el Evangelio sobre el tema de hijos con necesidades especiales. Entonces, es algo que hemos estado orando mucho; y al pedir recomendaciones de algunos amigos, tu nombre salió, y agradezco bastante que hayas tomado el tiempo para hablar del tema. Y creo que, probablemente estás de acuerdo, estando en el mundo editorial, que hay muy poco material disponible.

Mateo M.: ¡Muy poco, lamentablemente!, pero ojalá algún día eso cambie, y vamos a orar a Dios, para que eso cambie.

Susi: ¡Amén! Quería que empezáramos, quizás como al principio, si estás de acuerdo. Cuando leemos sobre la creación de la humanidad, Dios dice que nos creó a su imagen y que su creación era buena. ¿Cómo debe esa realidad, formar o modelar nuestra perspectiva de las personas que nacen con necesidades especiales?

Mateo M: Una cosa que yo escuché una y otra vez de la boca misma del autor Miguel Núñez, quien es mi mentor, mi amigo, uno de mis pastores personales; es que cuando tú le haces una pregunta a él, es muy común que él te diga: “¿Tú quieres mi respuesta antes de Génesis 3, o después de Génesis 3?” O sea, antes de la caída o después de la caída. Es sumamente cierto que nosotros somos portadores de la imagen de Dios, por eso nosotros tenemos que filtrar todo por medio de eso. Nuestra cosmovisión en cuanto a la vida, el valor de la vida, por qué nosotros deberíamos proteger la vida se filtra mediante ese filtro de la imagen de Dios. Porque nosotros portamos, llevamos esa imagen.

Pero también, como dice el Doctor Sproul, esa imagen es un poco destrozada; o sea ya tenemos el pecado y nadie escapa del pecado. Cada uno de nosotros nacemos pecadores, entonces nadie escapa de esa realidad y eso se manifiesta en varias realidades. Y yo creo que el autismo, la ceguera, sea lo que sea la debilidad mental o física, es un producto de la caída. Pero, cada uno de nosotros llevamos, portamos, la imagen de Dios; entonces, sea que una persona tenga Síndrome de Down, esa vida es valiosa; porque esa vida porta, lleva la imagen de Dios igual que la mía, igual que la tuya. Y yo diría que cada uno de nosotros, cada uno tenemos una necesidad especial y una discapacidad, porque cada uno de nosotros somos pecadores y necesitamos a un Salvador, y Jesucristo es ese Salvador; necesitamos su justicia recta, su rectitud imputada a nuestra cuenta. Y eso es la verdad tanto para ti, como para mí, como para mi hijo Josiah, que tiene Asperger o autismo de alta función. Entonces, nosotros deberíamos mirar, interpretar, compartir con los que tengan estas discapacidades, por medio de ese filtro, que es la imagen de Dios.

Susi: Amén, ¡qué bonito! Cuánto consuelo para un padre, una madre que se entere de que su bebé, que muchas veces ahora, nos enteramos antes, incluso que nace él bebe, y que puede estar seguro de que, a pesar de cualquier problema que el doctor detecte, ese bebé viene creado a la imagen de Dios y por eso tiene un valor igual a cualquier otra persona y eso es una gran verdad.

Mateo M.: Es una gran verdad, y yo creo que tú y yo, vamos a hablar un poco más a fondo de eso, especialmente cuando hablemos de recomendaciones médicas u otros recursos, digamos un poco más seculares. Y cómo tenemos que, yo sé que uso la palabra filtrar, pero es muy importante, cómo nosotros filtramos la retroalimentación que nos den los expertos; entonces ¡eso es muy importante!

Susi: Sí, quiero que hablemos de eso, quizás podemos empezar pensando en el Evangelio; porque esta serie es acerca del Evangelio, y yo sé que hay inquietudes que surgen en el corazón de una mamá o un papá. Estudiamos el pecado, el perdón que Cristo ofrece, la transformación que Dios quiere hacer por medio de nuestra salvación, la esperanza que tenemos; y quizás puedes compartirnos si al estudiar el Evangelio, y luego ver a tu hijo, que a lo mejor no sabes cuánto puede comprender, si eso ha sido como una lucha para ti y para tu esposa.

Mateo M.: Bueno, no una lucha necesariamente en cómo nosotros lidiamos con él, pero sí es una lucha en cuanto a nosotros vemos a nuestra pecaminosidad ante Dios, y déjame explicar un poco. Cuando tú tienes un hijo con cualquier necesidad especial, eso va a resaltar en ti tus debilidades carnales; o sea, si tú pierdes tus estribos fácilmente, eso se va a magnificar hasta el millón. Si tú te cansas mentalmente fácilmente, el cansancio va a ser palpable, real y pesado. Entonces, ¡es muy importante!, yo voy a estar sumamente trasparente en este caso; porque yo tengo un cierto nivel de paciencia, y mi hijo, es como si él supiera eso. Entonces, él sabe cuáles botones oprimir, cuáles botones presionar; no necesariamente de manera como si fuera intencional; pero yo veo en mí, las necesidades que yo tengo de Dios, y mi propia santificación; porque Dios está usando a mi hijo para resaltar mi propio pecado, mi propia falta de santificación, o sea llegando a ser más y más como Cristo diariamente. El término doctrinal teológico, es la santificación progresiva; y eso es evidente en mí, es evidente en mi esposa.

Anterior a esta entrevista, ella y yo estábamos hablando, yo le presenté las preguntas que tú me tienes y estábamos discutiéndolas; ella dijo lo mismo, ella ve en ella, en sí misma, la necesidad de Cristo, la necesidad de esa santificación; donde están sus debilidades, donde están las mías. El Evangelio hace esto. Adán y Eva cayeron, nos metieron en pecado; todos somos pecadores y necesitamos a un Salvador, ese Salvador es Jesucristo; necesitamos su rectitud, su justicia depositada a nuestra cuenta con Dios; para que cuando Dios nos vea a nosotros, no nos ve, sino a su Hijo Jesucristo, y la rectitud, la justica de Él. Entonces, eso básicamente es el Evangelio, y el elemento de eso, es que nosotros somos pecadores; entonces cuando tú tienes un hijo o una hija con esta discapacidad, resalta en ti el Evangelio, y tu propia necesidad de la salvación; el hecho de que tú no puedes hacer nada para lograr tu propia salvación, y es completamente una obra de Jesucristo en tu vida.

Susi: Eso me hace recordar ese dicho que he escuchado de varias personas, que cualquier cosa que me haga más consciente de mi pecado y que me haga correr a Cristo, es una bendición. Entonces, lo que acabas de contar es una de las razones por las que los padres de niños con necesidades especiales pueden agradecer a Dios, como una bendición; porque les demuestra su necesidad de Cristo diariamente, ¡esa es una bendición!

Mateo M.: Y tú me mencionaste algo, algo que es muy precioso en nuestra casa, es que Josiah, se da cuenta de que él tiene que lidiar con su pecado; y él como nosotros, él comete el mismo pecado una y otra vez, y yo le digo: “Mira Josiah, tú eres pecador debido a lo que pasó en el huerto de Edén. Adán es nuestro papá, (¿cuál es el término federal?, nuestro papá físico, nuestro papá familiar), o sea el primer papá nuestro; entonces nosotros pecamos debido a lo que él hizo, es parte de la maldición”. Y él me dijo una vez: “Papá, cuando yo llegue al cielo yo voy a saludar a Jesucristo, pero la segunda conversación que yo voy a realizar es con Adán; porque yo quiero hacerle la pregunta, ¿por qué él hizo lo que él hizo?

Susi: Creo que Josiah no es el único que ha pensado eso.

Mateo M.: ¡Amén, así es, así es!

Susi: ¡Pobre Adán!

Mateo M.: ¡Pobre Adán! Habrá una fila esperando hablar con Adán, en el cielo.

Susi: ¡Es muy interesante, lo que comentas!, porque creo que muchos padres cuestionan si sus hijos pueden entender que son pecadores; y ¿cómo es que los padres deben ayudar a hijos, que obviamente tienen otros problemas también, a entender qué es pecado; o sea qué nos dice el Evangelio acerca de eso? ¿qué es pecado y qué es simplemente su discapacidad? No sé si me explico. ¿Cómo los padres de hijos con esta condición, primero, si deben de destacar a sus hijos que son pecadores? Porque hay algunos padres que sienten que esa condición es física, y por lo tanto, que no se le debe decir que es pecador.

Mateo M.: Cuando yo reviso, escudriño las Escrituras, yo no veo ningún escape, ni una salida para los padres de hijos con discapacidades o con necesidades especiales. O sea, no hay una cláusula en la Biblia que dice: “Mira, si tú tienes un hijo con una discapacidad mental, no le prediques el Evangelio, no le enseñes el Evangelio.” El Evangelio es la vida, la Biblia es la vida; y cuando yo digo eso, lo que yo quiero decir con eso, es que nosotros hablamos, predicamos, llevamos a cabo, vivimos el Evangelio. Entonces, en nuestra familia vivimos el Evangelio, vivimos la Biblia; y es nuestra responsabilidad conocer a nuestros hijos y es posible que no haya la capacidad mental, no haya la capacidad de comprensión mental para el hijo; y nosotros creemos y confiamos en la soberanía de Dios. En este caso también Dios es el Dios de la salvación, y Él es soberano sobre la salvación. Ese es el punto de partida en este caso.

Entonces, sabiendo eso, nosotros podemos confiar en Dios y vivir el Evangelio, predicarle el Evangelio, explicarle el Evangelio a nuestro hijo. Entonces, yo no diría que, aunque mi hijo entienda o no el Evangelio, que yo tengo una excusa para no vivirle, predicarle, enseñarle, explicarle el Evangelio; porque la Biblia dice que es nuestra responsabilidad, se llama la Gran Comisión. Las regiones son nuestra propia casa, son nuestra aldea, son nuestro país y son los confines del mundo; entonces nuestro hogar es el lugar principal para el Evangelio, y nosotros tenemos la comisión de predicarle el Evangelio a todos. Se llama la Gran Comisión, no la gran sugerencia; y no es nuestra responsabilidad hacerle entender a nuestro hijo el Evangelio, sino es la responsabilidad de Dios; yo no veo ninguna ruta de escape en eso, y tenemos la consolación de que Dios es soberano, y Él será glorificado con lo que Él haga.

Susi: ¡Amén, qué consuelo recordar eso! Lo hemos dicho muchas veces aquí en Crianza Reverente, que nosotros no podemos salvar a nuestros hijos; y yo pienso que en el caso de padres con hijos con necesidades diferentes, sin poder saber a veces qué pueden comprender; realmente tampoco somos capaces los padres de saber lo que comprenden nuestros hijos que no tienen necesidades especiales. Entonces, creo que este tema, incluso para los que no estamos en esa situación, nos puede recordar y nos puede ayudar a entender mejor nuestro rol como padres.

Mateo M.: Y permíteme algo, Susana.

Susi: Sí, adelante.

Mateo M.: Yo sé que es un tema, digamos, delicado; porque hay varios niveles del autismo y de discapacidades físicas/mentales; entonces, quizás haya una persona que esté completamente discapacitada, que no se puede bañar, que no se puede cuidar, que no se puede alimentar, etc.; es decir, hay varios niveles. El papá, la mamá que esté ayudando, cuidando a ese niño, a esa persona, tiene la oportunidad de enseñarle el amor de Cristo; yo pienso que el mero hecho de bañarle a un hijo, que no se puede bañar a sí mismo, ¡qué acto de amor! ¡Qué acto de enseñar y demostrar el amor de Cristo! Uno de mis textos favoritos habla de cuando Cristo tuvo compasión; lo vemos cuando Él llega a la tumba de Lázaro, lloró; porque el mismo gran “Yo Soy” que estaba presente en la creación del mundo, que sabía que iba a resucitar a Lázaro de la muerte, lloró, tuvo compasión de todos. Nosotros vemos eso. Entonces, aunque nosotros podamos contar, explicar el Evangelio, y quizás el niño entienda o no, podemos mostrar el Evangelio de Cristo a este niño, niña discapacitada y vivir el mismo Evangelio. Entonces, sea por palabra o por acción, nosotros estamos comunicando el Evangelio, y es ¡sumamente importante!

Susi: Y así, cumplimos con nuestra tarea como padres, no sabiendo cuánto puede comprender o incluso no sabiendo el futuro; pero glorificando a Dios; en ese momento de frustración, de cansancio, de todo lo que conlleva criar a un hijo en esa situación. Te quería preguntar, si en el proceso de estos 11 años que ustedes han pasado, al investigar, quizás buscar ayuda de diferentes fuentes, ¿te has topado con enseñanzas que el mundo ofrece sobre este tema, que va en contra de las Escrituras, o que pudiera llevar a los padres por un terreno un poco peligroso?

Mateo M.: Si yo contestara con: “Claro que sí”, no sería suficiente; pero eso básicamente es la respuesta. Pero, déjame indagar un poco. Ésta pregunta tiene que ver con cosmovisión, y nosotros sabemos que hay una multiplicidad de cosmovisiones. Pero nosotros estamos hablando de la cosmovisión bíblica, y eso es muy importante; y también tiene que ver con las preguntas anteriores que me has hecho. Déjame darte un ejemplo, nosotros recientemente hablamos con el neurólogo de Josiah, quien es un tremendo tipo, me cae súper bien, pero es obvio que no tiene una cosmovisión bíblica. Él estaba sugiriendo que nosotros le demos a Josiah pruebas genéticas, a nosotros, a mí y a mi esposa también, para saber si existe la posibilidad de que si nosotros tenemos más hijos o en el caso los hijos de Josiah, si hay la posibilidad de que tengan autismo u otras discapacidades.

Cuando él me estaba diciendo eso de manera inocente, yo creo, estoy haciéndome la pregunta: ¿Y qué? ¿Qué tiene que ver eso con la situación? ¿Por qué yo no querría tener otro hijo con autismo, si ese hijo está creado a la imagen y semejanza de Dios? Tú me entiendes. También nosotros vemos y escuchamos muchas opiniones sobre Síndrome de Down y el aborto de esos niños. Yo pienso, “pero la Biblia misma dice que los niños, los hijos son herencia y tesoro de Dios”. ¡Y lo es! En estos 11 años de experiencia que nosotros tenemos como padres de Josiah, yo no cambiaría nada. Mirando hacia atrás, yo diría: “Josiah, no sería Josiah, si no fuera como él es ahora”. Yo no sé si me explico. Entonces, ¿por qué yo querría saber que él tuviera esa condición? Quizás con la finalidad de, no tener hijos, ¿por ejemplo? Eso no tiene sentido para mí sabiendo que los hijos son tesoro, herencia y bendición del Altísimo. Entonces nosotros nos hemos topado con esas opiniones, y decimos: “Whatever”, o sea, “lo que sea”, porque sabemos que él es una bendición y es obvio diariamente, cuando él baja las escaleras, aquí a la primera planta de la casa, y nos abraza y nos dice: “Buenos días”. ¡Es una bendición de Dios!

Susi: ¡Amén, Amén! Yo creo, en el mundo de habla hispana, está empezando a existir una conciencia mayor de que hay muchos niños que nacen así, o al ir creciendo, es notorio que tienen una necesidad especial. Bastantes personas han escrito al ministerio pidiendo ayuda con eso; y algo que me preocupa, es que siento que en muchos casos ven a su hijo tan diferente que los demás, que creen que incluso el mismo Evangelio no aplica. Citan a expertos psicólogos y educadores especiales; y creo que la terapia que algunas familias pueden encontrar puede ser de mucha ayuda. No sé si ustedes han tenido la oportunidad de que otra persona les ayude en terapias con su hijo. Pero, me da un poco de preocupación, porque muchas de las cosas que me han dicho, yo siento que no reconocen a Dios como soberano, y al hijo, como necesitado de Dios, ¿no sé si te has topado con alguna?

Mateo M.: ¡Por supuesto! Mira, hay varias terapias que para nosotros han sido excelentes. La terapia aplicada de comportamiento, en inglés es, Applied Behavior Therapy, ha sido excelente; porque le dio a Josiah las habilidades prácticas: cómo compartir sus juguetes, cómo mirarle a otro individuo a los ojos cuando él le saluda; digamos normas sociales, que son sumamente importantes si nosotros vamos a llevar a cabo una vida social. Entonces, son sumamente útiles; pero nosotros no podemos escapar de la realidad que: “Todos hemos pecado y somos destituidos, privados, apartados, de la gloria de Dios”. Esa es una declaración final.

Susi: ¡Contundente!

Mateo M.: All encompassing (todo lo abarca), global, de Pablo, o sea, todos hemos pecado. Bueno, incluso los niños que nacen con discapacidades; entonces cada uno de nosotros necesitamos a un Salvador, y ese Salvador es Jesucristo. Si nosotros creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, inerrante, infalible, inspirada, dado por el aliento de Dios; nosotros podríamos dar un estudio, hacer un estudio bien profundo de la inspiración y de la validez de la Biblia; pero si nosotros creemos eso, tenemos que poner en práctica y creer lo que dice Pablo, en ese caso de Romanos. Y, como digo, filtrar lo que los médicos y los expertos nos digan, por el filtro de la Escritura, de la Santa Palabra de Dios.

Susi: Entendiendo que ellos no comparten nuestra cosmovisión de Dios, y de la naturaleza del hombre; pero que pueden ofrecer muchísima ayuda en lo práctico. Creo que, eso es algo difícil para un padre, o una madre; cuando ve a su hijo tan necesitado y desea lo mejor para él; y creo que ahí también es caer delante del Señor, y pedir sabiduría, para saber hasta qué punto puedo aprovechar lo que los expertos me puedan decir, un diagnóstico, incluso un medicamento; y todavía estar completamente dependiente del Señor. Creo que, todos los padres deberíamos de estar en esa posición todos los días; pero en este caso, quizás una necesidad especial, que los padres también tienen de la sabiduría del Señor.

Mateo M.: Y Susan, yo quiero ser sensible en este tema, porque yo sé que el rango de discapacidades es sumamente amplio; y yo estoy hablando de mi propia experiencia. Entonces, yo sé que puede haber madres y padres que dicen: “Bueno, pero mi caso es distinto”. Yo entiendo que tu caso es distinto, porque ningún caso es igual; pero yo entiendo que nuestro Dios, es el “Yo Soy” ayer, el “Yo Soy” hoy, y el “Yo Soy” mañana; y siempre será el “Yo Soy”, Él no cambia, ni su Palabra. Entonces, la Palabra de Dios es nuestro filtro. Vamos a cansarnos de esa palabra: filtro, filtrar; pero es nuestro filtro, es nuestra cosmovisión y Él conoce nuestros sufrimientos. Nosotros podemos confiar en Él, y encontrar el consuelo en Él; y también el ánimo y la fuerza para seguir adelante en nuestras situaciones.

Susi: Amén, ¿no sé, si puedas compartir con nosotros, algunas maneras en que quizás los padres de niños especiales puedan adaptar su crianza?; vamos a decir, que tienen varios hijos y uno de ellos tiene necesidades especiales. Creo que es necesario adaptar, no creo que un padre de varios hijos va a tratar exactamente igual a su hijo de necesidades especiales, y a los demás, ¿no sé si estás de acuerdo con eso? Y, ¿cuáles serían algunas maneras creativas en que un padre pudiera adaptar esa crianza, según la situación?

Mateo M.: Claro, déjame comenzar utilizando un ejemplo que no tiene que ver con la disciplina, ni necesariamente la crianza; pero utilizando y aprovechando una situación para enfatizar un punto en particular. En nuestro caso, nuestro hijo, en el “espectro” de capacidad social, está un poco bajo; pero él es conversacionalista por excelencia; pero los temas tienen que interesarle a él; déjame darte un ejemplo de eso: A Josiah, le encantan los parques de diversiones, montañas rusas, etc.; entonces si tú le preguntas acerca de una montaña rusa, en cualquier país, en cualquier ciudad, él te puede explicar quién es el elaborador de esa montaña rusa, cuántos pasajeros caben en el tren, bueno todas las estadísticas y especificaciones; el año en que fue manufacturado, todo eso. Y él pregunta: “¿Y Daddy cuál es tu montaña rusa de tal clasificación, tal clase, etc.?” Y él te puede hablar por horas acerca de eso y es sumamente fascinante, porque nosotros vemos también su capacidad de retención de información en el aprendizaje; porque nosotros somos hechos a la imagen de Dios, temerosa y maravillosamente creados por Él, etc., y nosotros vemos eso en los niños autistas, en las personas autistas.

Pero, si nosotros hablamos de un tema que no sea montaña rusa, él pierde el interés; entonces hablamos con él: “Mira Josiah, tú sabes cómo te gusta hablar de las montañas rusas; pero que tal, si a mami no le interesa ese tema en este momento”. Y ¿mami cuál tema te interesa? Y hablamos; a mi esposa le gusta hacer kayaking, en los ríos, etc., y a él le gusta correr y todo eso; entonces hablamos de eso; y eso le da una oportunidad de ajustar sus enfoques y entender. Le explicamos: “Mira Josiah, tú tienes autismo y este es un efecto; tú tienes que adaptar tu enfoque social, y saber que es muy posible que a todos no les guste el tema de las montañas rusas”.   Eso es una adaptación.

Susi: Es como entrenarle, entrenarle a pensar en otros.

Mateo M.: Exactamente, sí, porque él no puede leer los gestos sociales, digamos: el rostro, el lenguaje corporal de los demás; entonces nosotros sobre exageramos esos gestos no verbales, y le explicamos esos gestos; para que cuando él se tope con esa misma situación, pero fuera de la casa, fuera del ámbito familiar, él sepa; entonces, esa es una adaptación. Me imagino que en tu caso Susan, tú nunca has tenido que hacer eso.

Susi: No, o sea, hemos tenido que hablar con nuestros hijos acerca de no ser egocéntricos, y hablar de temas que a otros les gusten.

Mateo M.: Exactamente.

Susi: Pero, en ese sentido, no; obviamente ellos no tienen esa misma situación.

Mateo M.: Eso es una adaptación, para nosotros; pero es más natural, o sea, tú y yo siendo personas, usando flojamente el término, “normales”. Pero, tú y yo siendo normales, y ¿qué significa normales? Pero, digamos, socialmente normal.

Susi: Eso es muy interesante, porque creo que la tendencia de algunos padres sería casi victimizar a su hijo, y excusarle esa conducta; en lugar de ayudarle, entrenarle a dentro de lo posible, amar a otros, en la forma que ese niño o ese joven es capaz de hacer. Creo que eso glorifica a Dios. Entrena a nuestros hijos, que deberíamos de estarlo haciendo todos los padres; pero en una manera especial, a no pensar en sí mismo; incluso no pensar siempre en sí mismo le ayuda a ser dirigido hacia Cristo, porque yo lo he visto con mis hijos, que no tienen necesidades especiales, que tienden hacia el egocentrismo; y los niños con autismo tienen una tendencia exagerada de eso, porque no son capaces de notar esas pistas sociales de otras personas; tienden a encerrarse más en su propio mundo. Entonces, yo creo que, eso es un ejemplo excelente, porque eso también nos recuerda a todos los padres, especialmente de niños especiales, que no victimicemos a nuestros hijos, que procuremos darles las herramientas posibles, aceptando su condición.

Mateo M.: Y celebrar también las pequeñas victorias, por ejemplo, como una bendición de Dios: El otro día, normalmente después del culto dominical, nosotros salimos a almorzar, y Josiah, entró al auto y él dijo: “Mami, ¿dónde tú quieres almorzar, hoy?” Normalmente él está haciendo sugerencias. Y yo miré a mi esposa y ella a mí, y sonreímos, porque nosotros estamos viendo fruto; y eso es disciplina también. Disciplina no es necesariamente en todos los casos algo corporal; sino con coherencia, consistencia, congruencia en la vida de los niños; entonces, yo siento que me repito un montón de veces diariamente; y yo sé que tú como mamá te sientes igual; pero es cierto y es esa disciplina, esa consistencia, coherencia, diariamente en la disciplina. Porque se aprende con la repetición y nosotros no podemos excusarles a los niños, ni como tú dices “victimizarlos”; porque todos somos víctimas del pecado; pero no es una excusa, no es una excusa.

Susi: Al mismo tiempo somos culpables y necesitamos el perdón.

Mateo M.: Bien dicho, somos culpables.  Y no es una excusa, entonces tenemos que conocer a nuestros hijos y saber cuáles son sus debilidades y cuáles son sus triggers (desencadenantes), y todo eso; para que podamos lidiar con ellos, tanto positivamente como negativamente. Cuando digo negativamente, estoy hablando de cuando ellos hacen algo que quizás no sea tan a nuestro gusto o a lo aceptado en el ámbito familiar, para que podamos lidiar con ellos en el amor y paciencia; pero también con la rigidez y disciplina de Dios, también; y cualquier padre que ame a su hijo, lo disciplina; ¡es muy importante! Entonces, sabiendo el nivel y el caso particular del hijo, es nuestra responsabilidad adaptar la disciplina al caso, la situación de nuestro hijo.

Susi: Y eso requiere, otra vez, dependencia del Señor y mucha oración para pedir sabiduría.

Mateo M.: ¡Todo el tiempo! Tanto, oración personal, es decir, yo orando por mi hijo, por mí mismo, por mi esposa; pero también oración de nuestra comunidad eclesiástica, o sea, nuestra iglesia. Es importante que nosotros como iglesia, sepamos cuáles son las necesidades de los demás, para que podamos cumplir con esas necesidades, proveyendo por esas necesidades; pero también orando por esas necesidades.

Susi: Pues, esa era la última pregunta que te quería hacer, ¿cómo podemos, en mi caso, no tengo hijos en esa situación; pero ¿cómo yo podría ayudar a otras familias, especialmente en mi iglesia local, que están lidiando con este reto?

Mateo M.: Esta pregunta casi me conmueve hasta las lágrimas; porque sabemos cómo es, hay un niño bullicioso en la congregación que está gritando a todo pulmón, que está desafiando a sus padres, que está causando un lío, que está interrumpiendo al predicador. ¡Yo no sé, cómo estos predicadores pueden predicar con un niño gritando en el fondo!, pero Dios me los bendiga. Sería muy fácil girarnos y mirarle a la mamá, al papá, sin compasión, juzgándolos, etc. Es muy importante no juzgar. Yo sé que está muy de moda y es muy común decir: “No juzgar”; pero estoy hablando de no presumir, porque en este caso, lo que está sucediendo en la vida privada; “si tú fueras mejor padre, si tú fueras mejor madre, tu hijo no estaría haciendo lo que está haciendo en este momento”.

Es importante que no pensemos eso, porque pudiera ser que, esa familia está lidiando y atravesando mucho, experimentando luchas y pruebas en su vida, y quizás ese niño tenga una discapacidad. Porque nosotros hemos experimentado ambas situaciones y ambos resultados, por ejemplo, déjame darte un ejemplo positivo: Una vez en el culto Josiah, estaba gritando y desafiándonos y, de hecho, nos dijo que “¡No!” Y, no me acuerdo exactamente lo que pasó, lo que él nos estaba diciendo; porque yo estaba un poco molesto, no un poco, sino molesto, muy molesto con él; y mi esposa le sacó del auditorio; y después del servicio, una hermana se nos acercó, abrazó a mi esposa, me dio la mano, y nos dijo: “Yo entiendo, yo tengo un niño con autismo, y como padres es obvio que aman a su hijo; entonces, yo quisiera animarles a que sigan haciendo lo que están haciendo, y yo me dispongo, si necesitan hablar conmigo, si necesitan desahogarse conmigo, lo que sea, yo me dispongo, estoy disponible; entonces, yo quiero que sepan que estamos orando por ustedes, y en lo que yo les pueda servir, no duden en contar conmigo”. Ella fue para nosotros un ángel, porque fue como un aliento, un ánimo, una motivación para seguir adelante. Y también, por ejemplo, especialmente en la iglesia, cuando, digamos, que tú como padre que no tiene hijos con discapacidades, cuando tú notas que ese hijo se está mejorando, que ese hijo está desarrollando capacidades sociales, que él está contestando bien a sus padres, que tú le felicites a ese padre, a esa madre, decirle: “Mira, tú estás haciendo un buen trabajo, yo noto que el hijo, se está mejorando y si tú lo comparas con lo que él era ayer, el año pasado, unos años anteriores; hay un cambio y yo les felicito”.

Susi: Una mejoría.

Mateo M.: Una mejoría, exactamente. Entonces, ese sería mi consejo; porque eso vale oro, eso vale oro. Entonces, esa sería una recomendación. Y un error sería, juzgarles de inmediato; obviamente si hay algo que tú notas en ellos que necesita mejorarse, bueno. Pero, si tú te pones un poco incómodo con el hecho de que hay un niño discapacitado detrás de ti en el culto, tranquilo, no hagas nada, porque tú nunca sabes, la prueba por la que están pasando en ese momento.

Susi: Sí, y yo creo que eso es bueno para todos los padres recordar, todos necesitamos ayuda; y todos deberíamos de estar dispuestos a ofrecer ayuda y ánimo, cuando vemos a padres que están haciendo un buen trabajo. Entonces, si todos necesitamos eso, pues el cansancio extremo y la frustración que pueden pasar los padres de niños con necesidad especial es más; todavía ahí deberíamos de buscar cualquier forma de ayudar, apoyar.  Creo que debemos orar por esos padres y decirles que estamos orando, y pedirles cuáles son sus peticiones específicas; porque probablemente nos van a decir algo como: “Oren que pueda aprender a comer solo”, o peticiones que a nosotros como padres de hijos que no tienen esas necesidades, son cosas que damos por sentado; pero yo creo que podemos ser de apoyo en oración, en el ánimo.

Mateo M.: Y en acción también. Déjame agregar esto, porque cuando tú estabas mencionando todo eso, esto me llegó a la mente. Es muy importante que los padres de niños discapacitados tengan una noche libre, para salir juntos, para cenar juntos, para comer un heladito juntos, o sea, una salida juntos; entonces, toma el paso de fe, de ofrecer cuidar al hijo o a los hijos; para que esa pareja pueda salir y disfrutar de la noche juntos, sin, no la distracción; pero, la responsabilidad del niño o la niña. Eso es muy importante, y si tú quieres bendecir a alguien, o sea con una bendición, con maná del cielo, eso sería una tremenda bendición.

Susi: Sí. Muy bien, pues creo que han sido muchas sugerencias que nos van a ayudar a todos; y en especial, yo espero que esta conversación sea de consuelo, de ayuda, de bendición, de ánimo, para los padres que están lidiando, que están enfrentando el gran reto de criar a un hijo, una hija con necesidades especiales. Y antes de terminar, quería preguntarte, como hemos estado preguntando a todos los invitados en esta serie, si ¿tienes algún recurso que puedas recomendar? Yo sé que hemos comentado que no hay realmente muchos recursos sobre el tema en específico; pero quizás hay algo que puedas recomendar.

Mateo M.: ¡Por supuesto! Es muy importante que la pareja, hombre y su mujer estén en la misma página, que estén unidos en su paternidad, en cómo manejan la casa; y tú, igual que yo, sabes que de vez en cuando en el matrimonio hay argumentos, hay pleitos, y es muy importante que nosotros nos reconciliemos. Entonces, hay un tremendo libro que se llama “Pacificadores”, es una guía bíblica para la resolución de conflictos y el autor es Ken Sande, y se llama “Pacificadores”, y te da la teología bíblica y los pasos para resolver el conflicto. Y yo creo que un matrimonio unido y sólido, es de suma importancia en este caso, porque nuestra lucha, batalla, no es contra carne, ni huesos; sino contra el mundo de las tinieblas, y el enemigo va a hacer lo que él pueda para desunirnos, si me permites ese término, y es sumamente importante que estemos unidos como matrimonio, para que nosotros podamos criar a este hijo, esta hija, en la crianza de Dios.

Susi: Amén. Recientemente me enteré también de un libro que salió en español y no es sobre el tema, pero está escrito por una pareja, que entre varias luchas que han tenido, de salud y otras cosas, tienen un hijo con necesidades especiales, y se llama “Juntos a través de las tormentas”. Entonces, también podríamos recomendar esos dos libros. Estamos estudiando pasajes bíblicos durante esta serie ¿no sé si hay algún pasaje bíblico que pudieras recomendar, para que estudiemos esta semana?

Mateo M.: Claro que sí. Y quizás sea cliché, pero el Salmo 139, es tremendo, tremendísimo, yo no voy a leer todo el Salmo, yo voy a invitar a que la audiencia lo lea, pero habla de nuestra formación, de que Dios nos conoce íntimamente, de que nosotros fuimos entretejidos en el vientre de nuestra mamá, entonces Dios no hace error,  y eso se extiende hasta los niños. Entonces, no sabemos exactamente por qué estamos pasando por la prueba por la que estamos pasando; pero sabemos que Dios está en control, Él es Soberano y su providencia reina.

Susi: Amén, Amén. Pues, ¡muchas gracias Mateo, por tu tiempo, por compartir tus experiencias! Creo que eso, es de mucho ánimo para todos. Entonces, esta semana vamos a estudiar el Salmo 139, y te animo a considerar cómo puedes entregar tu hijo, tu hija al Señor; cómo puedes ayudar a alguna familia que está pasando también este reto. ¡Gracias y que el Señor te bendiga ricamente esta semana!

Compartir:

Autores

  • Susi Bixby

    Susi es la fundadora de Crianza Reverente y anfitriona del podcast, mamá de un adolescente y dos adultos jóvenes, y esposa de Mateo Bixby, uno de los pastores de Iglesia Bautista la Gracia en Juarez, NL, México. Juntos colaboran también en la Universidad Cristiana de las Américas en Monterrey, NL.

Publicaciones relacionadas