Categoría: Vida Espiritual

Orando la Biblia: Cuando te aflige la discapacidad de un hijo

septiembre 24, 2023

[En esta serie, Orando la Biblia, estamos tomando la idea que Donald Whitney promueve de orar las Escrituras y procurando hacértelo práctico al compartirte pasajes de la Escritura, una oración modelo y algunas preguntas guiadas para ayudarte a que puedas apropiarte de ello. La oración modelo te puede servir como ejemplo, o la puedes usar como una oración para ti mismo. Mientras pruebas un poco, no te preocupes si te sientes raro o no estás seguro de qué decir. Recuerda, el poder de la oración no viene de las palabras que decimos, sino de Aquel que las escucha.]

Escritura ejemplo

Salmo 139:1-18

1) Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.

2) Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;

Has entendido desde lejos mis pensamientos.

3) Has escudriñado mi andar y mi reposo,

Y todos mis caminos te son conocidos.

4) Pues aún no está la palabra en mi lengua,

Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.

5) Detrás y delante me rodeaste,

Y sobre mí pusiste tu mano.

6) Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;

Alto es, no lo puedo comprender.

7) ¿A dónde me iré de tu Espíritu?

¿Y a dónde huiré de tu presencia?

8) Si subiere a los cielos, allí estás tú;

Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.

9) Si tomare las alas del alba

Y habitare en el extremo del mar,

10) Aun allí me guiará tu mano,

Y me asirá tu diestra.

11) Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán;

Aun la noche resplandecerá alrededor de mí.

12) Aun las tinieblas no encubren de ti,

Y la noche resplandece como el día;

Lo mismo te son las tinieblas que la luz.

13) Porque tú formaste mis entrañas;

Tú me hiciste en el vientre de mi madre.

14) Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;

Estoy maravillado,

Y mi alma lo sabe muy bien.

15) No fue encubierto de ti mi cuerpo,

Bien que en oculto fui formado,

Y entretejido en lo más profundo de la tierra.

16) Mi embrión vieron tus ojos,

Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas

Que fueron luego formadas,

Sin faltar una de ellas.

17) ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!

¡Cuán grande es la suma de ellos!

18) Si los enumero, se multiplican más que la arena;

Despierto, y aún estoy contigo.

Oración Modelo

Padre, estoy afligido. No entiendo. Mi hijo no es como los demás niños y mi alma no puede soportarlo. ¿Por qué ellos? ¿Por qué yo? ¿Porque nosotros? ¿Por qué la discapacidad? Siento que vivo en perpetua oscuridad. Sin embargo, de alguna manera, sé que la oscuridad no es oscura para ti. Para ti, la noche es tan brillante como el día; ¡la oscuridad es como la luz! ¡Por favor Señor, muéstrame tu luz! Prometes que estás cerca, pero no puedo encontrarte. Guíame de la mano; ayúdame a saber dónde estás y qué hacer. Rodéame, abrázame, porque estoy perdido y solo.

Padre, tú conoces mis penas. Conoces mis miedos. Ni siquiera tengo que hablarlos. No sé cómo navegar en este nuevo mundo del que soy parte. Citas médicas, terapeutas, trabajadores sociales, equipos especiales y terapias: no siento que esté hecho para esto. Sin embargo, sabías que todo esto sucedería. Tú formaste mis días antes de que yo naciera, y tu Palabra me habla de tu benignidad y bondad, y que me has equipado para toda buena obra. Como David, debo recordarme a mí mismo que tus caminos son más elevados que los míos. Jesús, me aferro a tus palabras en Juan cuando le dijiste al ciego que su discapacidad ocurrió para “que las obras de Dios se manifiesten en él” (Juan 9:3). No puedo verlo ahora. Pero confío en que eres bueno y sabes lo que es mejor. Que así sea.

Padre, ayúdame a no pensar en el pasado ni a intentar retroceder en el tiempo. Mi dolor es profundo y estoy luchando por no querer cambiar esta discapacidad si pudiera. Pero es un consuelo saber que cada uno de los días de mi hijo ha sido planeado por tu mano soberana antes de tiempo. Su estructura y funciones no te fueron ocultadas, mientras entretejiste suavemente sus genes y átomos en el útero. El tuyo es un tejido intencional: este corazón, esta pierna, esta nariz, esta risa, esta vida. Puedo confiar en que sabes lo que es mejor para mi hijo y lo que es mejor para nuestra familia, para reflejar tu gloria al mundo que observa.

¿A dónde iré de tu Espíritu? ¿Adónde huiré de tu presencia? A ningún lugar. Y no quiero huir. ¿A quién más iré? “Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68). Cuando esté perdido en el dolor de mi corazón, confiaré en tu fidelidad pasada hacia mí, en los pequeños consuelos que me has dado hoy y, sobre todo, en tu esperanza futura. Gracias por la promesa de eternidad y la esperanza de sanación y restauración total que Jesús compró en la cruz, no solo para mi hijo sino para todos nosotros. Me encanta pensar que algún día tú mismo limpiarás las lágrimas de mis ojos. ¡Oh, qué esperanza! ¡Maranata!

Hazlo propio

Alaba a Dios: ¿Qué hay en las Escrituras que te recuerda de la intencionalidad y soberanía de Dios sobre nuestros cuerpos? Agradécele por ser nuestro buen Hacedor lleno de propósito, tanto en la formación de nuestros cuerpos como en la manera en que vivimos nuestros días.

Confiesa: ¿Cuáles temores necesitas confesar a Dios sobre tu hijo, o sobre su salud y cuidado? ¿En qué áreas has dudado de Dios, o has dejado de confiar en sus promesas en las Escrituras? 

Comparte tu corazón: ¿Qué cosas necesitas decirle al Señor que surgen de tu humilde preocupación? ¿Hay dudas que permanecen, preocupaciones que albergas, o cosas que necesitas entregar a Él?

Pide: ¿En qué área necesitas sabiduría, ayuda o gracia? Cuéntale al Señor dónde sientes tu debilidad y qué necesitas específicamente, dejando que Él tenga la última y perfecta palabra en cómo esas necesidades son suplidas y esas oraciones contestadas.

Este material fue preparado y publicado originalmente por el equipo de Risen Motherhood. Traducido, adaptado y publicado con permiso.

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Autor

  • Laura Wifler es cofundadora de Risen Motherhood y se desempeña como directora ejecutiva y co-anfitriona del podcast. Es coautora del libro mejor vendido Maternidad Redimida: La Esperanza del Evangelio Para Momentos Cotidianos y autora de su libro infantil Orar por todo, en todo tiempo, en todo lugar. Laura, su esposo y sus tres hijos viven en el centro de Iowa. Puedes encontrarla en Instagram o en laurawifler.com.

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